Odiar el amar.

- ¿Qué es lo que más odias? 

- El amor

- ¿El amor? ¿Por qué?

- Porque crea dependencia

- Los cigarrillos también y sin embargo fumas

- Con los cigarrillos sabré, que moriré antes de que las cosas se pongan peor

- Dime la verdad, dime por qué lo odias

- Lo odio porque te hace flaquear, te debilita, te alela de tal forma que dejas de pensar por ti. Te cambia por completo, te vuelve desconfiada, paranoica e insegura, muy insegura. Dejas de vivir para ti y empiezas a vivir para esa persona. Nunca te basta, siempre, por bien que vayan las cosas quieres más y más, nunca te conformas. Y después, después, está el miedo, el miedo a perderle, el miedo a perderte, el miedo al dolor, el miedo a la traición, el miedo al "adiós" sin explicación, el miedo a la soledad, el miedo al olvido. El miedo a ti misma...

                          

"Que corto es el amor y que largo es el olvido - Pablo Neruda"

Ho voglia di te.

Estábamos tumbados sobre su cama, él me acariciaba la pierna con delicadeza mientras nos besábamos. Al acabar el beso, ambos sonreimos, "tengo ganas de ti" dijo mirándome a los ojos,para luego bajar la cabeza y no ver la sonrisa que salía de mis labios. 

Curioso curiosísimo.

Me parece curiosa la forma que tiene la mente de funcionar. La vida, nuestra vida, está llena de momentos, momentos que se clasifican en muy buenos, buenos y muy malos, ya que los momentos malos acaban siempre en nefastos. Y es justo en esos momentos cuando  tu mente se sume en una espiral de recuerdos de malos momentos, que te llevan a peores sensaciones. Esas emociones acaban por hundirte, pues te ves en una encrucijada de problemas, en la que no hay ningún camino hacia la solución. Mi pregunta es, ¿No debería la mente, recordarnos que los buenos momentos compensan a los malos en vez de recordarnos lo jodidamente difícil que es nuestra vida?

Rabia contenida

Sientes como se va apoderando de tí, notas como recorre tu cuerpo, sabes que no vas a poder controlarlo, optas por callar pues sabes que si empiezas a hablar no podrás contenerte. No miras a nadie, te centras en un punto fijo mientras sabes que las lágrimas se están acumulando en tus ojos preparadas para caer. La impotencia, la impotencia te inunda, le pegarías a la pared solo por descargarte, por hacer que desaparezca. Pero sabes que solo conseguirías unos nudillos amoratados, y darle demasiada importancia a la razón de tu rabia. 

San Valentín

San Valentín. Un chico corre sorteando a la gente que se dirige a trabajar por que ha olvidado comprarle un regalo a su novia. Parejas desayunan juntas regalándose sonrisas y caricias. Más parejas caminan de la mano susurrándose su amor mutuo. San Valentín. Una chica mira soñadora como su amiga besa a su novio, desando encontrar a alguien. Otras chicas, deciden celebrar ese día juntas, como día de la soltería y la amistad. San Valentín. En la oscuridad están los que lloran a solas pues han perdido a quien aman. O se sienten tan solos que un día como este es capaz de sumirlos en la más profunda tristeza. 

Todos los principios marcan los finales.

La primera mirada, la primera sonrisa, la primera palabra, la primera caricia, el primer beso, la primera cita, la primera vez, la primera discusión. Marcan la última mirada, la última sonrisa, la última palabra, la última caricia, el último beso, la última cita, la última vez, la última discusión..

Paradójicamente paradójico.

Doblas la ropa distraída mientras escuchas Adele, te detienes mirando la imagen del calentito pijama rosa, Minnie y Mickey Mouse se miran cogidos de la mano y salen pequeños corazones. Te giras, miras el corazón que hay sobre tu cama con los mimos personajes, en ambos lados se representa lo mismo. Amor. EL AMOR. Sonríes, niegas con la cabeza y sonríes más aún, te tumbas sobre la cama sonriendo todavía. Piensas en tu paradoja, tres personas, y tú. Tres personas, de las cuales una es borrosa, y sin embargo, es la que más nítida deseas ver...