Mi flor favorita.

Te encuentras en un jardín rodeada de flores, flores preciosas, todas ellas dispuestas a ser cuidadas por ti, sin embargo tú, te fijas en una sola, la más bonita, la única que no necesita ser cuidada y te empeñas en cuidarla, hacerla tuya, llevarla contigo.. Te empeñas tanto en ella, que descuidas las demás, que se van marchitando poco a poco y tú con ellas al no poder conseguir esa flor que tanto anhelas. Sabes que cuidar a las otras flores sería mucho más fácil y aun así no puedes hacer nada por olvidar a la bella flor.. 

Nadie me quita esa noche.

Lo había deseando tanto durante tanto tiempo que incluso bromeaba con ello, consciente de que jamás pasaría. A menudo pensaba en la frase "Si deseas algo mucho, lo consigues" y sonreía pues no era ese mi caso. Pero me equivocaba, era tal el deseo, un deseo de corazón, de verdad, que al final se convirtió en realidad. 

Soy plenamente consciente de que puedo sufrir la más dolorosa de las caídas, o subir hasta el mismo cielo, y aún así prefiero mil veces caer a no haberlo intentado. 

Me arriesgo sin mirar atrás, sin preocuparme, dejándome llevar por el corazón y no por la cabeza y sabiendo que pase lo que pase, nadie me quita esa noche.. 

Palabras, tan solo palabras..

El más mínimo de los detalles, puede cambiar tu día por completo. Una mirada, un abrazo, una sonrisa, una caricia, incluso una palabra pueden hacer que te sientas la más afortunada o la más desdichada. Y es la palabra, el poder de la palabra, el que más daño puede hacer, pues hay ciertas palabras, que uno jamás quiere escuchar, palabras que temes y que sabes que te dolerán. Pero ¿qué son las palabras? Nada, son solo letras ordenadas de tal forma que le dan un sentido, pero no son tangibles, las palabras vuelan. Así que volemos con esas palabras, no dejemos que nos afecten, hay que borrarlas de nuestra cabeza, dejar que se esfumen como el humo del cigarro. Y es así, cuando entonces, tú controlarás como te hacen sentir las palabras, que al fin y al cabo son tan solo palabras..