miércoles, 21 de noviembre de 2012

Qué largo es el olvido.

El otro día leí: ¿Es proporcional el tiempo que llevas enamorado de alguien al tiempo que dura el dolor del desamor?. Y yo me pregunto ¿Realmente lo es? Inevitablemente pienso en ÉL. Él que me hizo creer que al amor existía, él que me saludaba cada mañana con un "Buenos días, princesa" y me despedía cada noche con un "Buenas noches, pequeña", él que me reñía como si de una niña pequeña se tratase por no ir a algunas clases, él que me hacía sonreír con solo mirarme, él que se esperaba en el coche hasta que yo me perdía en las sombras de mi patio, él que me abrazaba cuando tenía frío y me acariciaba el pelo, él con quien hablaba de un futuro próximo, de un futuro juntos... ÉL, que a los dos meses de ilusiones, caricias y amor decidió irse sin ninguna explicación. Dejándome ahí, como un bebé cuando se le rompe su muñeco preferida y está tan triste que ni siquiera las chucherías le consuelan. Rota, estaba completamente rota, y así continúe durante los meses que le siguieron... Perdí la cuenta, no se cuanto tiempo pasó hasta que dejó de dolerme el recordarle. Y es aquí, donde contesto a la pregunta del principio, ¿Es proporcional? No, claro que no. Yo estuve dos meses con él, y perdí la cuenta de cuantos sin él, aún hoy lo veo y me tiemblan las piernas, a pesar de que aquello quedó en el recuerdo y otros han ocupado una parte de mi corazoncito. 
Fue entonces, cuando él llegó y se marchó de mi vida, cuando me di cuenta de que el amor, no se mide por tiempo, se mide por sentimientos. Depende de cómo y cuánto te entregues tú a una relación, y no importa si estás tres meses o un año, por que el dolor es el mismo si quieres de verdad. 

martes, 20 de noviembre de 2012

Amor en las aulas.


Estás en clase, en frente tuya hay una chica a la que conoces de verla en alguna que otra asignatura. Siempre te ha llamado la atención, viste de una forma que parece que esté anclada en los años 80. La clase comienza, el profesor pone una película rusa. Los alumnos miran a la pantalla, pero estás segura de que ninguno de ellos atiende a la antigua película rusa, cada uno está perdido en sus pensamientos. Y tú, tú estás mirando a la chica "años 80" que se sienta frente a ti, está mandando un mensaje con un móvil demasiado antiguo para la época en la que vivimos. Fuerzas la vista para ver a quien se dirige el sms en el que informa de que estamos viendo una película en clase, es para un tal Rafa.. Piensas en quien puede ser, y te imaginas a ese chico de barbas que siempre va con ella. Y así es, él entra por la puerta buscándola con la mirada, y entonces, se sientan los dos frente a ti. Se llenan de arrumacos y caricias, intercambian miradas y sonrisas, entrelazan sus manos. Tú lo analizas todo silenciosamente, sonriendo con disimulo. Piensas en tu vida amorosa, la verdad es que es un completo desastre, no tienes ni arrumacos ni caricias ni manos entrelazándose. Aún así, sonríes . Te da igual, eres feliz en tu desastre.